Educar a traves del deporte

En plena crisis de valores que vive el mundo de hoy, a la juventud actual le faltan referencias claras, objetivos transparentes porque tiene la incertidumbre de qué va a pasar con ella y cómo podrá resolver su futuro. El sacrificio, el esfuerzo, el trabajo, la superación, el ser mejor, el principio de autoridad, la disciplina, han perdido peso en la sociedad. Los jóvenes de hoy esperan que los padres y la propia sociedad resuelvan su futuro. Es evidente que en la sociedad se han instalado el botellón, el sedentarismo, la abulia, los problemas escolares, la falta de medios, el fantasma de una infancia descontrolada, sobreprotegida y, a veces, violenta. Los valores imperantes hoy en la sociedad son el individualismo, la indiferencia por el esfuerzo, la búsqueda del placer de lo inmediato.
El fenómeno migratorio, cada día más importante, también tiene una incorporación cada vez más difícil en la escuela y en la sociedad. La estructura del sistema educativo falla, el profesor se encuentra solo y con muy pocos recursos para cambiar esta escala de valores. El niño ha pasado de un autoritarismo extremo a ser un igual, un colega con los padres y, por ende, con los educadores.
Otro problema que no ayuda es el cambio de la base familiar (divorcios, nuevas relaciones de los progénitores), con todo lo que conlleva: menos tiempo, falta de reglas claras y de autoridad. Todo esto contribuye a falta de seguridad del joven.
El mundo del deporte puede ayudar, y mucho, a superar todos estos problemas y a reciclar e impulsar una nueva escala de valores. Pero es necesario un deporte basado en la competición. Ello significa sacrificio, trabajo, espíritu de superación, búsqueda de soluciones, aceptación de unas reglas, respeto, acato de la autoridad, adquirir el sentimiento de formar parte de un equipo (bueno para la integración) y aprender a aceptar la derrota, el fracaso.
La vida, nos guste o no, es competición y actualmente estamos preparando a nuestros jóvenes para una vida irreal.
Cuando se habla de competición no me estoy refiriendo sólo a la de elite, aunque los ídolos también son importantes y fundamentales como referentes. Debemos preparar a profesores, padres y alumnos para que pidan el máximo e intenten ser mejores y no los mejores.
El deporte debe empezar en la escuela a edades muy tempranas, cuatro o cinco años. Los niños quieren divertirse, marcar goles, anotar canastas, ganar un punto, competir, en definitiva.
¿Dónde están los jóvenes? En la escuela. ¿Dónde pasan la mayor parte del tiempo? En la escuela. ¿Quiénes les están ayudando en su formación? Los profesores. Si creemos que el deporte de competición ayuda a adquirir unos valores fundamentales para su educación, no tratemos el deporte como una asignatura menor.
El deporte escolar es absolutamente necesario, pero tiene que estar estrechamente vinculado a las federaciones porque lo importante no es conocer el deporte sino seguir su práctica. Y, sobre todo, de los 13 a los 18 años, y para ello necesitamos la competición. Si no tienen incentivos, hablar sólo de la salud y de los buenos hábitos, a estas edades, son sólo palabras. Y para la competición se necesitan profesionales y educadores; en definitiva, a las federaciones.
Los clubs deben ser las instalaciones de los colegios, y éstos, los viveros de aquellos. Sólo la estrecha colaboración de las instituciones, Conselleria d´Educació, secretaría general, federaciones, consejos escolares, AMPAS, FAPAP, colegios y clubs harán que tengamos éxito.
Hay que aplaudir el acuerdo iniciado por Rafel Niubò con la Conselleria d´Educació en este sentido: todo lo que se invierta en deporte se estará invirtiendo en futuro y ahorrando en salud.
En un futuro mejor para nuestros hijos, crearemos hábitos de saludables, compañerismo y afán de superación ante cualquier problema. Hay que mentalizarse de que el deporte de competición tiene que convertirse en una asignatura preferente. Es importante ayudar a crear líderes para nuestro futuro y para nuestro país.

Fuente: www.lavanguardia.esLluís Bruguera